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La iniciación: pasajes del libro ‘He venido para llevarte a casa’ de la Maestra Suprema Ching Hai (vegana), parte 2 de 2

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Capítulo 6 Iniciación Ser un discípulo

“Un discípulo debe recordar a Dios a toda hora, y Dios estará en todas partes. Nosotros recogemos algo de karma de las personas que nos rodean, al mirarlos, al pensar en ellos, cuando compartimos un libro o una comida, etc. Así es como bendecimos a las personas al reducir su karma. Por eso practicamos, para extender la Luz y disipar la oscuridad. Benditos son aquellos que nos dan algo de su karma y estamos felices de ayudarlos. Nosotros no practicamos solo para nosotros mismos sino para cualquiera que se cruce en nuestro camino. Por eso nuestro progreso es lento. Si no, iríamos inmediatamente al Cielo, ¿y quién bendeciría al mundo después de nuestra partida? Así que debemos quedarnos aquí para pagar nuestra deuda y bendecir al mundo. Estamos, después de todo, conectados unos con otros. Las personas que hacen carreteras, aviones o nuestra casa, todos reciben alguna bendición de nosotros. Igual que la cantidad que se deduce automáticamente de nuestro salario para seguros, seguridad social, etc. ¡No hay forma de escapar! Se puede pensar en eso de otra forma. Si quieres tener un estilo de vida cómodo, tendrás que gastar mucho dinero para comprar los nuevos inventos y servicios que la sociedad ofrece. Así que cuando practicamos, la gente tiene derecho a tomar automáticamente una parte del resultado, del mérito. Así es como cinco o seis generaciones se pueden liberar, cómo tus amigos y los miembros de tu familia serán bendecidos cuando mueran. Estas personas están conectadas a ti porque ellos te ayudaron, porque tú los quieres y ellos te quieren.

La mayoría de nuestros discípulos, cuando se encuentran con otros discípulos en la calle o en cualquier otro sitio, si se encuentran unos con otros en una tierra extraña, se sienten como que son de la familia, y saben que pueden confiar en esa persona. Ellos saben que esa persona les ayudará, les amará o al menos no les hará daño. Por tanto, si todo el mundo es así, ¿qué creéis? Por supuesto, todavía tenemos nuestros fallos y nuestras personalidades, pero sabemos que podemos confiar unos en otros, y sabemos que tenemos amor. Sabemos que podemos dar amor. Sabemos que damos cualquier cosa que tengamos. En esto, tenemos confianza unos con otros. Si creamos un mundo como este, no necesitamos ir al Cielo, nos quedaremos aquí mismo. Por tanto, empezamos con el Nirvana y acabamos en la Tierra. Eso está bien.

Hemos visto nuestra verdadera Naturaleza, el brillo interior, la grandeza interior, y cuando hablamos con otros, tenemos sabiduría que fluye hacia fuera y sentimos que sabemos más ahora, y que estamos de verdad cerca de la Santidad. Pero aún así, en otros momentos, si no tenemos cuidado, olvidamos nuestra grandeza, no usamos nuestra sabiduría, y así parece que hemos caído en los mismos hábitos de ayer. Por tanto, los Preceptos están allí y el diario espiritual está allí para recordarnos que somos nuestros propios profesores, en cualquier momento, siempre controlando, comprobando y y sabiendo cuándo nos desviamos.

Eres tan grande como te hagas ser a ti mismo. Eres tan grande como eres, cuando usas tu propia grandeza para beneficio de otros además de para mejorarte a ti mismo. Si no, no me culpes si no ves a Dios, si no conoces tu propia Naturaleza de Buda, si no conoces tu Reino de Dios. Eres tú, tú mismo quien tiene la culpa. Tú eres aquel en quien deberías apoyarte para conocer tu grandeza. Yo solo te señalo el camino. No importa cómo de grande sea yo. Tú no te beneficias en nada si no tratas de descubrir tu propia grandeza y haces uso de ella. ¿Bien?

En realidad, practicamos duro solo para alcanzar el punto de relajación, para que podamos disfrutar de lo que somos y lo que tenemos en cualquier circunstancia, y para que podamos abrir nuestros corazones y tolerar cualquier cosa, y sentir la Naturaleza de Dios en todos los seres, para que nosotros no menospreciemos a nadie.

Después de dejar este mundo, un practicante del Método Quan Yin no tendrá que renacer otra vez en este mundo, a menos que esa persona quiera volver como un Maestro iluminado para ayudar a aliviar a la humanidad que sufre. Es porque hay muchos mundos más hermosos, extraordinarios, para que el practicante del Método Quan Yin vaya. Él no tiene necesidad de sufrir en este mundo. Su sabiduría, su vibración después de practicar el Método Quan Yin ha aumentado a un nivel de Santidad y le permite estar en forma para vivir la gloria del Reino de Dios”. […]

Los Cinco Preceptos

“Nuestro Ojo de la Sabiduría en este momento está lleno de algunas obstrucciones hechas por nuestra ignorancia y hechos anteriores de acciones no virtuosas. Para limpiarlo necesitamos la mano de alguien que sepa. Necesitamos un gran poder de Dios que todos tenemos dentro de nosotros, si pudiéramos abrir el ‘grifo’ entonces fluiría hacia fuera. Es como un depósito lleno de agua, pero con el grifo obstruido. Así que si queréis, yo puedo reparar el grifo para vosotros, gratis y sin condiciones, excepto que vosotros deberíais purificaros a vosotros mismos, vivir una vida virtuosa y llevar una dieta virtuosa. Desde hoy en adelante nunca debéis ingerir carne otra vez, nunca tomar ninguna vida, nunca decir una mentira, nunca robar, etc. Es exactamente lo mismo que en los Diez Mandamientos de la Biblia, o los cinco preceptos laicos budistas que dicen: No mates, no digas mentiras, no cometas adulterio, no robes, no bebas alcohol, ni juegues ni tomes drogas”.

“He venido a llevarte a Casa” se puede descargar de forma gratuita en SMCHBooks.com y ha sido publicado en árabe, aulacense (vietnamita), búlgaro, chino, checo, inglés, francés, alemán griego, húngaro indonesio, italiano, coreano, persa, polaco, rumano, ruso, español y turco, etc.
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