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Entonces la música vino de la TV. Pero no encendimos el TV. La música no era apta para mi recitación, porque ellos no sabían cómo recitar poesía aulacense (vietnamita). Yo no sabía de dónde venía la música. Era de la TV. Mi asistente escuchó eso también. “No lo sé. ¿Escuchaste algo?” Ella dijo: “Sí, escuché música”. Dije: “¿De dónde? Ella dijo: “Del televisor”. Ella estaba un poco asustada, porque no habíamos encendido el televisor. El TV solo estaba conectado a la cámara, por eso podíamos ver mi imagen.